Los consumidores estadounidenses han empezado a sentir el golpe de la guerra de aranceles. Los precios de los alimentos se han disparado.
Para empezar, casi la mitad de productos sufrirán un incremento general del 10%: desde alimentos frescos hasta artículos básicos para el hogar.
Los precios de los alimentos perecederos subirán primero, seguidos de los productos enlatados. Y ya vemos que los precios de los vegetales, las frutas y las carnes, se han disparado.
Incluso los huevos, que son la proteína más barata del mercado, no paran de subir. Además los huevos son usados como materia prima para muchos productos como pasteles y pastas, por lo que estas comidas también subirán de precio.
Estos costos se trasladarán a los restaurantes, que serán los más perjudicados por la subida de los ingredientes.
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